Una rosa lamentaba su destino, abandonada en
un sucio camino de lodo, arrojada por un amante despreciado, derrama lagrimas
rojas en lodo negro, ha estado llorando por horas y un pequeño rio rojo se ha
comenzado a formar, serpentea a través de las piedras y las huellas de las
ruedas de los carros, como un trueno en un cielo oscuro. Un rio rojo en un
lienzo negro, lágrimas de desdicha, ahora solo queda esperar a podrirse ya que
el cielo esta oscuro y las nubes son tan densas que no dejaran pasar la luz del
sol por un buen tiempo, la rosa ni siquiera tendrá el placer de morir seca
formando un cuadro de naturaleza muerta, una estatua que recordara que alguna
vez hubo alguien aquí, su piel seca no se romperá a la mínima presión, ni será
arrastrada por el viento a lugares lejanos, no pertenecerá a los caprichos del
viento, sufrirá un destino cruel , será devorada por hongos, se pudrirá en el
mismo lugar donde murió, su carne será alimento para bestias heterótrofas sin
sentido, formara parte de aquel lodo asqueroso en el que ahora reposa su
afligida alma o tal vez pase alguna oveja y se la coma, será digerida en su
estómago y se volverá bolitas, abono para el pasto, caca vulgar.
Como pudo acabar ella, una rosa tan hermosa
con tanta clase, acabar de esta forma, que culpa tenia ella de la desdicha que
había caído sobre su comprador desafortunado, porque tenía ella que pagar por
una tragedia ajena. Nada queda ya para ella, toda esperanza ha abandonado su
inmóvil cuerpo vegetal, cuyo único movimiento apreciable es el movimiento lento
de su lagrimas rojas, resbalan por sus pétalos, caen al lodo, pero no son
absorbidas por este, el lodo desprecia a la rosa y la rosa desprecia al lodo,
el lodo no quiere absorber más tragedia, ya tiene suficiente desesperación con
los muertos que fueron enterrados en ese mismo lugar hace apenas dos meses,
gritan todo el tiempo, puede sentir su dolor imaginario, dolor que es provocado
por los gusanos que los devoran lentamente, gritan y gritan y ya lo tienen harto
no puede esperar para que sean lodo como él y se fundan en su cuerpo formando
uno solo y se callen para siempre en la inconciencia de su espíritu. Pero el
lodo no quiere absorber a la rosa, no quiere nada de la rosa, le repugna, le
odia, le desprecia, no le quiere porque la rosa tampoco le quiere, es demasiada
orgullosa y débil como para aceptar su destino, desde el comienzo su único
final era terminar en la basura, sin importar cual fuera el final de su
comprador, los niños de siete años a un no comprenden la obsesiva consolación
de la melancolía como para tener el impulso de conservar un objeto y ligarlo a
un recuerdo. Eres demasiado bella para este mundo mi rosa de alma horrible.
Y porque el lodo despreciaba a la rosa su
superficie era impermeable a sus lágrimas, estas rebotaban en su cuerpo como
pequeñas canicas y rodaban buscando a sus compañeras, una vez reencontradas se
abrazaban y se volvían una, todas juntas formaron un rio de superficie
perfecta, rojo como la sangre, hermoso como su progenitora, un desfile
mortuorio para un ser agonizante, un objeto hermoso compuesto de tristeza y
desesperanza sobre un fondo negro.
Un coleóptero bastante grande de unos treinta
centímetros de longitud, de exoesqueleto azul brillante, alas rojas, con diez
ojos color verde esmeralda, un largo cuerno que nace en su frente y contiene
numerosas ramificaciones, se acerca volando rápidamente a la rosa, está aquí
para cenar, es un pequeño demonio que se alimenta de tristeza y desolación, ha
recorrido cien mil kilómetros desde el rincón más cercano de podredumbre
humana, ha venido veloz saboreando todo el camino el hermoso objeto que ahora
está ante él y piensa disfrutarlo. Abre su enorme boca, que tiene tres hileras
de dientes triangulares parecidos a los de un tiburón, y de ahí brota una
lengua humana, una lengua tan grande y gruesa como la de una vaca, con
numerosas y enormes papilas gustativas que segregan a borbotones una saliva
espesa y viscosa de un color grisáceo. El demonio comienza por lamer el hermoso
rio de lágrimas rojas, lo lame lentamente con lentitud asombrosa, cada papila es bañada y estremecida con
increíbles impulsos nerviosos que le provocan innumerables orgasmos que
estremecen el cuerpo del demonio. Pasa un tiempo que es infinito, el rio de
lágrimas ha sido sustituido por un rio de saliva mucho más grande, profundo e
infinitamente menos hermoso que su predecesor. El demonio por fin ha llegado a
la rosa, la saliva comienza a manar con más ímpetu, su boca exhala un aliento
fétido y podrido que se condensa y forma pequeñas nubes negras alrededor de su
boca, su lengua se mueve suavemente alrededor del cuerpo de la rosa, la enrolla
como una anaconda que asfixia a su presa, lentamente la levanta y contrae su
lengua poco a poco acercando el cuerpo de la rosa al pozo sin fondo de su
garganta, una vez dentro de su boca esta se cierra rápidamente y las comisuras
de la boca se desvanecen en el exoesqueleto. Tal como llego se fue, en un
pestaño, un rayo de luz azul se alejó sin hacer ruido de un lugar olvidado
donde alguien murió olvidado. Una existencia cuyo fin fue formar parte de la
desgracia del mundo por no querer formar parte del mundo.