El odio es más grande, el coraje
alimentado con odio es insoportable, el enojo no baja, ya no hay tristeza, ya
no hay llanto pues no sirven de nada, cada sonrisa te exaspera, cada palabra
amable te da nauseas, el mundo perdió la virtud ante tus ojos, quieres que
desaparezca, que arda, que se haga pedazos, no porque el mundo tenga la culpa
de lo que paso, no porque se lo merezca o porque tu ya no seas feliz si no porque tu estas en el mundo y al estar
en el eres parte de el y el es parte tuya, solo quieres destruirte.
Caminas por la calle buscando
pelea, no quieres probarte nada a ti misma, no quieres defender o proteger lo
que sea, solo quieres golpear algo. La pared ya no te satisface, quieres algo
vivo, algo que sienta, algo que sangre, llore y grite. Justo como tu, quieres
encontrar en el dolor de otra persona la razón de tu propio dolor. Abusas de
los débiles, persigues a los inocentes, castigas a los que no lo merecen,
provocas dolor para encontrarte a ti misma, quieres sentir su dolor y que ellos
sufran el tuyo. Una poética comunicación.
No es suficiente, nada es
suficiente, nada puede apagar el fuego que te consume, el alcohol solo duerme
tu cuerpo y lo que es peor aviva el sufrimiento. Las drogas se llevan el
recuerdo, pero solo por un corto tiempo, nada funciona, la muerte no es una
opción, ya no lo es, no lo es, no lo es, es lo te dices, pero sabes que solo es
cobardía, que mundo puede aguardarte después de lo que has hecho aquí. Solo
queda seguir destruyendo lo que te rodea, seguir adelante con el camino que has
elegido.
Lo has logrado, no queda nada por
destruir, no queda nada que contemplar, no hay nada, pero para tu desgracia no
has dejado de sentir y ahora es el desesperante vacio quien amenaza con
succionarte, ríes, pues lo que sientes ahora es peor que lo que te llevo a ese
mar de sufrimiento en primer lugar, la ironía te mata, literalmente te mata,
tal vez ahora estés lista para entregarte a la muerte.
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