Un hada se acerca a una niña de mirada
triste, la niña abandonada en un claro de luna rodeado por la oscuridad
devoradora de un bosque, esta inmóvil en el pie de un árbol seco con el mentón
sobre sus brazos y sus brazos sobre sus rodillas recogidas en su pecho, solo mira
el vacio del bosque, la nada que susurra y corre como el viento a través de las
ramas muertas de los arboles.
El hada le pregunta:
-¿Por que tu presencia en este profundo
bosque?, si no tienes cuidado y buscas refugio prontamente te encontraras con
cosas que disfrutarían mucho al comer a una niña tan linda como tu, tienes
suerte de que yo te haya encontrado, dime ¿por que estas aquí a merced de
tantos peligros como una liebre en un nido de lobos?
La niña de ojos azules no pareció tener reacción
alguna, su pequeño cuerpo siguió inmóvil y sus labios no parecieron moverse.
-Porque este es el único lugar en donde
puedo estar-hablo con algo que pareció ser una voz.
-Ya veo - dijo el hada – eres una exiliada,
una niña a la que el mundo no acepto, que mala suerte tienes, ¿Por que no
vienes conmigo? Yo te cuidare, serás como mi hermana pequeña, jugaremos todo el
día y cuando tengas hambre puedes comer la miel que brota de las grietas de mi
casa, ahí estarás segura pues nadie se acerca a la casa de las hadas, pues
somos seres peligrosos cuando queremos serlo.
Una suave briza meció el cabello de la pequeña que continuo en el mismo estado, rígida
y fijamente su mirada siguió contemplando el vacio.
- Como ya te he dicho este es el único
lugar donde puedo estar, este es el único lugar donde debo estar, el único
espacio en el mundo al que pertenezco y me pertenece.
-Pero en este lugar morirás de frio y hambre,
si no es que antes te destrozan las bestias que habitan este lugar, lobos que
brotan de las sombras, fantasmas que succionan almas, brujas que te sacrificarían
en rituales donde invocan demonios, ciclopes que te comerían viva bocado a
bocado empezando por los pies, quimeras de aspecto horrible que añadirían tu
cuerpo y alma a su desfigurada existencia de cuerpos deformes, amasijo de almas
miserables, y un sin fin mas de criaturas aterradoras que llenan este bosque y
que agradecerían al infierno el haber encontrado a un ser tan inocente como tu,
ven conmigo y yo te daré cobijo de los horrores y el frio des este lugar.
La niña no se inmuto, parecía mas una
estatua que un ser vivo, siguió contemplando el vacio del bosque y siguió
hablando con la misma voz gélida, sin atisbo alguno de calor.
-Este bosque ya me a acogido, este árbol me
ha acogido, ahora no puedo separarme de el, pues soy el y el es yo.
-Este árbol, pero es un árbol muerto, ya
entiendo – dio un suspiro de resignación – ahora eres parte del bosque, ahora solo eres
un alma muerta, la sobra de este árbol seco, ahora no eres mas que una existencia
eterna que vive y alimenta al bosque, alma desgraciada que forma parte de una
desgracia mayor, entidad perdida, parte de un mundo que no te quiso, ahora eres
la inmensidad, la auto contemplación de este bosque, formas parte de algo que
no debería existir y que existe solo porque el mundo no quiere que exista,
miedo, angustia, desesperación, soledad ahora eso eres tu. Así que solo perdí
mi tiempo, en ese estado mis hermanas y yo no podemos devorarte pues solo eres
una sombra que se contempla a si misma… supongo que tuviste suerte.
Y el hada se alejo y se perdió en el espeso
mar de negrura y en el claro de luna solo una niña quedo contemplando el vacio
al pie de un árbol muerto.
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